martes, 27 de septiembre de 2016

El laberinto de la soledad, de Octavio Paz

El laberinto de la soledad fue un regalo de ésos que se deciden en conversaciones previas a un cumpleaños por haber sido protagonistas de alguna reunión. De Octavio Paz sólo había leído dos cuentos, género que cultivó muy poco, así que pensé que esta lectura me ayudaría a entender el por qué de su Premio Nobel. Pero Paz es un autor inmenso y, sobre todo, poeta, así que sólo descubrí lo mucho que  me queda para entender su importancia en la Literatura del siglo XX.



Octavio Paz, escritor mexicano, publicó El laberinto de la soledad en 1950. Lo escribió viviendo en Francia, ya que su trabajo como diplomático le llevó a menudo a vivir fuera de su país. Empezó a escribir desde muy joven, y se le considera uno de los mejores poetas en castellano. Comprometido políticamente, defiende el ejercicio de la crítica a la vez que rechaza el servilismo de los artistas a partidos políticos concretos, algo que muchas veces no fue comprendido por sus contemporáneos. En el libro que nos ocupa Paz intenta descubrir (y describir) el carácter mexicano, y a partir de su pasado entender su presente y predecir su futuro. A raíz de la represión contra los estudiantes de 1968 en la plaza de Tlatelolco, decide revisar su pensamiento y redactar su Postdata, continuación del ensayo. La edición que yo leí agrupa estos dos textos y la entrevista de Claude Fell titulada Vuelta a El laberinto de la soledad, realizada en 1975. Es importante ver la matización que el autor hace de sus propios textos, reflejando y promoviendo el pensamiento crítico que le caracterizaba. Paz murió en 1998.

Octavio Paz (wikipedia)
El laberinto de la soledad es un ensayo sobre México: su historia y su carácter nacional, su lugar en el mundo y el de los mexicanos en la historia internacional. Las primeras páginas dan a entender que el autor defiende la existencia de un carácter nacional, y eso me hizo sentir reticencias. No me gustan los estereotipos, y no soporto el típico „los españoles son...“ o el „los alemanes siempre...“, pero al seguir leyendo me di cuenta de que había simplificado el objetivo del autor.

Con la mención de ciertos rasgos comunes en los mexicanos (y quizá en muchas otras nacionalidades) el autor nos invita a entender la cultura y a observar, no ya el origen de estos adjetivos, sino a descubrirlos en la historia. Nos dice que son cerrados, y que se ocultan bajo una máscara, que conviven con naturalidad con la muerte y que disfrutan de la Fiesta. Nos habla de la Malinche y de la Conquista, de la palabra chingar y de su importancia en México. Hasta contarnos la historia de un país con rupturas en su desarrollo, cuyo origen o esencia se oculta, y en el que los intentos por adaptar su forma a sistemas políticos importados han fracasado y retrasado la (futura) invención del sistema mexicano, un sistema por fin adecuado a sus características particulares, únicas en América Latina y en el mundo.

El estilo de Octavio Paz es inmejorable en su claridad y concisión, dice mucho en muy pocas líneas, de forma que cada página podría ser origen de un ensayo nuevo. Esta densidad de pensamiento dificulta su lectura, pues está cargado de ideas que merece la pena reposar y reflexionar. Paz refleja en su obra conocimientos sobre historia, literatura, filosofía y psicología, y menciona teorías, corrientes, autores y políticos que muchas veces no conocemos. Desde mi punto de vista merece la pena interrumpir la lectura y buscar las referencias, y así poder seguir a Paz en sus reflexiones.

Moctezuma y Cortés (Carlos Rey Emperador, RTVE)
Otra dificultad es el país sobre el que escribe. No es posible (y de ese modo le damos la razón en su planteamiento, aunque quizá no fuera su intención) extrapolar lo que leemos a otras nacionalidades, así que es necesario conocer México para entender su evolución como país. Pero en su ejercicio crítico sobre la realidad de México también escribe frases aplicables a la sociedad en general, como cuando habla del binomio soledad-amor, que no es exclusivo de los mexicanos, sino que es una característica del hombre:

El hombre (…) cada vez que se siente a sí mismo se siente como carencia de otro, como soledad.“

Al leer este libro y las reflexiones de Paz sobre la necesidad de la crítica en la sociedad he pensado que siempre son demasiado pocos aquellos que escriben para ayudarnos a entender la realidad, y demasiado pocos también los que se interesan por entenderla. Además el libro está lleno de esperanza, y da mucha pena ver lo poco que se ha avanzado desde su redacción. 66 años después su descripción de la situación política en el mundo está obsoleta, pero los problemas de la sociedad siguen existiendo, por lo que llegamos a la conclusión después de la lectura de que muy poco ha mejorado desde entonces.

¿Revisó Octavio Paz su pensamiento después del 75? ¿Qué escribiría ahora si viviera sobre la caída de la URSS, el narcotráfico o el terrorismo islamista? Probablemente nos diría otra vez:

(...) la crítica del otro comienza con la crítica de uno mismo.“

Estemos de acuerdo con él o no, autores como él no nos sobran en este mundo.

Ratita de laboratorio

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