domingo, 22 de abril de 2012

Me casé con un comunista, de Philip Roth

Me casé con un comunista es un título de best-seller: el de la novela que la ficticia actriz de éxito Eva Frame escribió sobre su marido, el actor de radio Iron Rinn, y que le llevó a convertirse en un apestado para Hollywood y para el resto del país por sus ideas, salidas a la luz en plena “caza de brujas”, en el punto álgido de la guerra fría y con el maccarthismo persiguiendo a todo aquel que manifestase, de forma más o menos abierta, sus simpatías con la izquierda y el bloque soviético.

Philip Roth nos cuenta en este libro la historia de ambiciones, pasión y venganza de ese matrimonio, con un afán de verosimilitud que hace que esta, como otras de sus obras, se convierta en un espejo de la historia reciente de Estados Unidos.  Es un análisis de la evolución ideológica del país en los primeros años tras la II Guerra Mundial y de la psicosis colectiva que se vivió ante el enemigo comunista. Pero también es un retrato de una familia media estadounidense, de la etapa dorada de Hollywood, de la vida en los suburbios, de la guerra y de sus consecuencias…

Aunque el libro le tome prestado el título de la novela, la narradora no es la mujer de Iron Rinn, sino dos personas que de verdad llegaron a conocerle: su hermano Murray y su pupilo Nathan Zuckermann, el alter ego de Roth. Ambos se encuentran una noche y comienzan a hablar de Ira. Y según pasan las horas, y los días de ese extenso diálogo, Me casé con un comunista se transforma: ya no es sólo una historia utilizada para retratar a la sociedad de los Estados Unidos de los 50, sino el retrato de un hombre, Ira Gold, protagonista absoluto de la novela y que sufre innumerables transformaciones a ojos del lector según se van desvelando los recovecos de su vida.

Nathan Zuckermann rememora con Murray el momento en que conoció a Ira. Entonces era un adolescente y quedó fascinado por un hombre que era, ante todo, sus ideas, y que le hizo ver el mundo de otra forma. Es el Ira del comienzo de la novela, un personaje que al principio nos parece plano, previsible, arquetípico. Pero pasan las páginas, continúa el relato del propio Zuckermann e Ira se nos va revelando con todas sus aristas y con sus enormes contradicciones: es comunista, pero elige rodearse de lo más selecto de Hollywood; es bondadoso, pero esconde un turbio pasado; parece el colmo de la coherencia, pero no duda en mentir en un momento clave. Mención aparte merece su relación con su mujer, contada por el hermano de Ira con una enorme meticulosidad. En el relato de su historia de amor es cuando más se revela la capacidad del autor para diseccionar la complejidad de sus protagonistas. Es una historia de amor increíble, pero Roth nos desmenuza, gracias al análisis de cada reacción de los personajes, las razones que tenían los dos para amarse, y las razones que les llevan finalmente a aborrecerse. 

Ese realismo y hondura en el libro, en este y otros capítulos, lo consigue Roth en buena parte al poner el relato en manos de dos personajes que conocieron profundamente a Ira y que tuvieron en él a una de las mayores influencias de su vida. Han tenido tiempo de reflexionar largamente sobre él, de extraer sus propias conclusiones sobre las razones de su comportamiento, y se nos presentan como naturales hasta construir un relato completísimo de un hombre con una vida retorcida y fascinante. Y, mientras vamos conociendo los entresijos de la forma de ser de Ira, vamos reconociéndonos en la construcción meticulosa de un personaje que se parece tan peligrosamente a un hombre de carne y hueso; en la construcción de una vida de verdad, plagada de secretos y de bajezas, de desilusiones pese a los intentos de trascender. Me casé con un comunista comienza como un pedazo de historia de EEUU novelado, pero termina siendo una honda reflexión sobre el hombre y los sentimientos -el odio, el amor, la envidia, la venganza, la ambición- que, pese a los proyectos y los ideales, determinan al final su vida.

Ratita presumida

2 comentarios:

  1. Dicen que el libro también es un ajuste de cuentas con la ex esposa de Roth, Claire Bloom.

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    1. ¡No tenía ni idea! Pero la verdad, tendría bastante sentido... ¡Gracias por comentar!

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